No podemos culpar a nadie: algunos de ellos son buenas personas, limpios y cultos. Hay multitud de historias de gais que dicen haber seducido a heterosexuales. Y es que, aunque no puede generalizarse nunca ni con gais ni con heterosexuales, es un hecho que hay una tendencia natural, genéticamente marcada en el ADN del hombre, que le conduce de manera irremediable hacia la promiscuidad. Hay cosas que solo pasan cuando la intimidad y discreción se juntan con la necesidad y el deseo. Esto es importante: no hablamos de convertir a un heterosexual, sino a tener una experiencia. Nada de besos y nada de conversación posterior. Si se hace bien y no se fuerzan futuras situaciones, incluso puede que se repita.
Eso no es malo, pero trata de no jugar a dos bandas. Es decir: si te gusta, hazle saber que sientes interés por ella y si no, no le hables. Por eso, si empezaste una conversación con una mujer y, finalmente no te interesa, hazle saber que no encaja contigo. Pero si te gusta de verdad, transmítele eso mismo, que vea lo que sientes por ella. Esto no contradice el punto anterior. Simplemente, intenta no responder inmediatamente, sobre todo al principio, si no puede pensar que buscas desesperadamente a alguien. A las mujeres les gusta la intriga y el coqueteo. Les gusta ir imaginando cómo es esa persona que le habla e irla descubriendo poco a poco.
Qué bueno que nos escribes,… Qué bueno que nos escribes, Luna. Puede provocar placer, pero es bastante solitario, que quede claro. He aquí la respuesta. Pactar límites Casi todas las fantasías funcionan como un acicate para estimular la sexualidad y combatir la rutina. En un edad tórrido se puede hablar de lo excitante que sería estar en aire de una orgía, y eso no significa que al día siguiente se tenga que hacer realidad. Si entreambos quieren dar el paso, es brumoso hablarlo y pactar hasta dónde se quiere llegar. Y sobre todo, anatomía realista. Es importante saberlo antes de aventurarse en el mundo liberal.
